Etiología
Es una zoonosis producida en el hombre por bacterias del género Brucella cuyas especies conocidas son B. melitensis, B. suis, B. abortus, B. canis, B. neotomae, B. ovis y recientemente se ha descubierto dos especies en mamíferos marinos: Brucella pinnipedialis y Brucella ceti. En 2008 se reportó la novena especie del género, denominándose Brucella microti La especie más dañina es B. melitensis, siendo la más infecciosa, la que causa la mayor sintomatología y la más difícil de tratar.
Epidemiología
Algunos de los reservorios naturales son los bovinos, caprinos, ovinos, cerdos y mamíferos marinos, pero se han encontrado brucellas en una inmensa cantidad de mamíferos tan dispares como pequeños roedores, cánidos, camélidos y cetáceos. Cabe destacar que la bacteria en los animales también causa la enfermedad, aunque puede que con distinta sintomatología, dependiendo del huésped y la especie de Brucella en cuestión.
La vías de contagio suelen ser: mucosas, heridas en la piel y la vía digestiva. La bacteria puede incluso entrar por las vías respiratorias mediante aerosoles. Muchas infecciones provienen de la manipulación de animales contaminados, por ingesta de leche o de sus productos no pasteurizados y de carnes poco cocidas. En países desarrollados es una enfermedad típicamente ocupacional donde las personas más expuestas son veterinarios, peones de campo y trabajadores de la industria de la carne.
Patogenia
Varias circunstancias hacen a Brucella especial desde el punto de vista patogénico. En primer lugar, la virulencia de Brucella no va ligada a los factores de virulencia clásicos de otros gérmenes: exotoxinas o endotoxinas; en segundo lugar, Brucella consigue invadir y persistir en el interior de las células mediante la inhibición de los mecanismos celulares de muerte celular programada (apoptosis). La infección tiene lugar por contacto, consumo o inhalación de material infectado. La contaminación de las mucosas se sigue de su fagocitosis, dos componentes de su superficie relacionados con los receptores histidina kinasa (BvrS/BvrR) se relacionan con el proceso de internalización de Brucella.
Manifestaciones clínicas
En el hombre, su sintomatología inicial es fiebre, cefalea, dolor vertebral con afectación de las articulaciones sacroilíacas y adenopatías (inflamación de los ganglios) en el 50% de los afectados. En casos más graves puede producir endocarditis y neumonía. La fiebre suele subir durante la noche y disminuir durante el día, con períodos de oscilación (de ahí que se dé el nombre de fiebre ondulante a la enfermedad).
Diagnóstico
Se diagnostica generalmente mediante la detección de anticuerpos específicos contra Brucella en sangre por seroaglutinación. También por aislamento del patógeno mediante hemocultivo. Con el advenimiento de las tecnologías del ADN en las últimas décadas se está utilizando para diagnóstico la PCR (Polymerase Chain Reaction) la cual es altamente especifica e incluso sirve para distinguir entre las diferentes especies de Brucella, pero su costo hace que la seroaglutinación siga siendo la técnica más utilizada.
Tratamiento
Su tratamiento consiste en general en administrar una combinación de antibiótico durante períodos de hasta varios meses con tetraciclinas, así como también trimetoprim y sulfametoxazol se ha encontrado cierta sensibilidad sobre la brucella.
Es una zoonosis producida en el hombre por bacterias del género Brucella cuyas especies conocidas son B. melitensis, B. suis, B. abortus, B. canis, B. neotomae, B. ovis y recientemente se ha descubierto dos especies en mamíferos marinos: Brucella pinnipedialis y Brucella ceti. En 2008 se reportó la novena especie del género, denominándose Brucella microti La especie más dañina es B. melitensis, siendo la más infecciosa, la que causa la mayor sintomatología y la más difícil de tratar.
Epidemiología
Algunos de los reservorios naturales son los bovinos, caprinos, ovinos, cerdos y mamíferos marinos, pero se han encontrado brucellas en una inmensa cantidad de mamíferos tan dispares como pequeños roedores, cánidos, camélidos y cetáceos. Cabe destacar que la bacteria en los animales también causa la enfermedad, aunque puede que con distinta sintomatología, dependiendo del huésped y la especie de Brucella en cuestión.
La vías de contagio suelen ser: mucosas, heridas en la piel y la vía digestiva. La bacteria puede incluso entrar por las vías respiratorias mediante aerosoles. Muchas infecciones provienen de la manipulación de animales contaminados, por ingesta de leche o de sus productos no pasteurizados y de carnes poco cocidas. En países desarrollados es una enfermedad típicamente ocupacional donde las personas más expuestas son veterinarios, peones de campo y trabajadores de la industria de la carne.
Patogenia
Varias circunstancias hacen a Brucella especial desde el punto de vista patogénico. En primer lugar, la virulencia de Brucella no va ligada a los factores de virulencia clásicos de otros gérmenes: exotoxinas o endotoxinas; en segundo lugar, Brucella consigue invadir y persistir en el interior de las células mediante la inhibición de los mecanismos celulares de muerte celular programada (apoptosis). La infección tiene lugar por contacto, consumo o inhalación de material infectado. La contaminación de las mucosas se sigue de su fagocitosis, dos componentes de su superficie relacionados con los receptores histidina kinasa (BvrS/BvrR) se relacionan con el proceso de internalización de Brucella.
Manifestaciones clínicas
En el hombre, su sintomatología inicial es fiebre, cefalea, dolor vertebral con afectación de las articulaciones sacroilíacas y adenopatías (inflamación de los ganglios) en el 50% de los afectados. En casos más graves puede producir endocarditis y neumonía. La fiebre suele subir durante la noche y disminuir durante el día, con períodos de oscilación (de ahí que se dé el nombre de fiebre ondulante a la enfermedad).
Diagnóstico
Se diagnostica generalmente mediante la detección de anticuerpos específicos contra Brucella en sangre por seroaglutinación. También por aislamento del patógeno mediante hemocultivo. Con el advenimiento de las tecnologías del ADN en las últimas décadas se está utilizando para diagnóstico la PCR (Polymerase Chain Reaction) la cual es altamente especifica e incluso sirve para distinguir entre las diferentes especies de Brucella, pero su costo hace que la seroaglutinación siga siendo la técnica más utilizada.
Tratamiento
Su tratamiento consiste en general en administrar una combinación de antibiótico durante períodos de hasta varios meses con tetraciclinas, así como también trimetoprim y sulfametoxazol se ha encontrado cierta sensibilidad sobre la brucella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario